Obsesión por el control

viernes, 21 de enero de 2011

Desde que tengo suficiente uso de razón he notado una creciente iniciativa pública por adquirir control sobre todo lo que las personas hacemos, la primera vez que me dí cuenta, con la discusión sobre la obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad, desde entonces (no se si por conocimiento o porque en realidad ha venido aumentando) los sucesivos gobiernos, desde el primer intento de paquetazo fiscal de Abel Pacheco se han obsesionado con adquirir control sobre lo que hacen todas las personas, desde las leyes contra narcotráfico sobre transacciones bancarias hasta con el grado de tinte de las ventanas de los carros o las modificaciones estéticas que se les hacen a los mismos, si tiene tinte o no la ventanilla del casco de los motociclistas (los asaltos no se acabaron) no son una completa limitación a una forma de expresar la individualidad.

Me parece tan increíble que las personas se mofen de hablar de las bondades de la democracia costarricense cuando ni siquiera se puede elegir el tinte de las ventanas del carro, pero existe un problema en limitar todas las expresiones de individualidad, la homogenización del pensamiento, trágica forma de destruir todas las ilusiones de un pueblo, las iniciativas y por supuesto el desarrollo. La forma más fácil de ejemplificar esto es bajo la siguiente idea: Juanito tiene una idea, inventa una nueva máquina que realiza "X" función, si le va bien, juanito será tratado de excéntrico, si es un limpio será tratado de loco, salirse del esquema es socialmente inaceptable en esta sociedad si usted quiere materializar esa idea (logrando pasar el círculo inmediato de relaciones sociales) y no tiene el dinero tiene que buscar financiamiento, claro en ningún banco te van a dar el dinero, no existe cultura de riesgo, entonces Juanito va a ser catalogado como aquel loco de la esquina y a seguir siendo asalariado.

Es tanto el pánico de dejar que una persona tome control de su futuro que te obligan a cotizar toda la vida para un fondo de pensiones sin poder decidir por cuenta propia en que será utilizado ese dinero, para publicar acciones en bolsa, una forma genial de captar recursos para lograr que un negocio entré a las grandes ligas, existen tantas trabas que hasta las "grandes" empresas nacionales les resulta financieramente inviable, nadie puede invertir en parte o en totalidad sus fondos individuales de pensión, en alguna opción obligando a los empresarios a vender, resulta financieramente más rentable, vender el fruto de su esfuerzo que intentar seguir creciendo más allá de los límites del pequeño mercado en el que les toco competir.

El control del gobierno es asfixiante, toda actividad "debe" ser controlada, editada y si se puede auditada, la sociedad costarricense se ha vuelto completamente burócrata y lo peor es la tranquilidad con que se lo toma, en cualquier otro país con un sentido aceptable sobre la admiistración de fondos públicos se estaría en un estado de indignación profunda por saber que en menos de 15 años el fondo de pensiones quebrará, por saber que para poder construir un muelle es necesario pagar rescate a un sindicato.

La obsesión por el control del "estado" por obtener control sobre todas las pequeñas cosas que yo o cualquier otro soplas hace, aparte de ridícula es desgastante, todos los días se muestra alguna idea de algún brillante legislador de limitar alguna libertad, los medios de porque no se está limitando a la gente, más sanción más de lo mismo.

Costa Rica ha fallado, ningún país del mundo escapo del subdesarrollo y la pobreza limitando todo el quehacer individual, limitando la creatividad con ordenanzas municipales y los sueños con educación machotera y con la esperanza de que para "progresar" en la vida es necesario conseguir un trabajo en la función pública donde uno se la tira rico todo el día y los que trabajan más de lo que se les ha encomendado son un montón de chupa medias o lava culos. La obsesión por el control de todo lo que hacen las personas en su privacidad o fuera de ella ya arruinó la posibilidad de imaginar, de crear y expresarse y por supuesto la complacencia de todas las personas para disfrutar de las bondades de un "estado" inoperante y exigir el crecimiento de este.

Con la moda de penalizar todo, por las conductas más insignificantes, siempre he creído que la misma obsesión por el control que se tiene en cuesta de moras y en zapote, se está abriendo la puerta para que pueda llegar una persona o grupo de personas a imponer el tan deseado orden, exigido por todos (sea quedándose callados o pidiéndolo a gritos), que Buda, Jah, Alah, Dios o Darth Vader nos proteja de nuestros propios deseos...

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