viernes, 15 de agosto de 2008
Como bien es sabido por las personas que me concocen, tengo asco de la demagogía, actitud que a mi parecer debería ser más generalizada por la población. Por desgracia he visto con bastante disgusto como se dogmatiza a los estudiantes de la Universidad a la que asisto.
Las últimas conversaciones que he tenido con el matagatos han sido provechosas en el sentido de que he podido notar esa tendencia tan marcada, a intentar de imponer sus "ideas" por todos los medios posibles, me parece vano que las personas vayan a la universidad para aprender a convencer con argumentos falsos, o "acomodandolos de una manera conveniente", si bien uno puede conversar y contraponer tanto ideas, como argumentos, caer en la demagogía para intentar de convencer nada más puede llegar a mostrar las debilidades ideológicas que son sostenidas por las personas, ya que al no tener la capacidad de convencer con lo que realmente sucede, se tiene que recurrir a la inventiva para "maquillar" una verdad, que normalmente sería considerada negativa en hacerla pasar por una situación completamente positiva para todos.
Por desgracia en mi experiencia en la Universidad de Costa Rica, he notado como muchas y muchos estudiantes recurren a esta técnica para convencer, lo peor de todo que ni siquiera la usan bien (ya no le estoy echando el hachazo al matagatos), a veces tienden a verse y escucharse completamente rídiculos, por no decir algo más fuerte, y tan bien he notado como algunos profesores (que por dicha son una minoría) recurren a esta para acercar al estudiantado más jovén y maleable a su ideología política, sin importarles la más mínima ética, y la verdad sin importarles la más mínima lógica, o desencia.
Intentemos de cultivarnos un poco, evitemos la demagogía, que por desgracia está tan arraigada en nuestros centros de estudio, y en nuestras mesas de tragos, y en general muy arraigada en la política latinoamericana, y por eso es que vemos "genios" del calibre de Rafael Correa y el camarada Morales, hablando estupideces en público y además del rey, al que ya de ahora en adelante llamare como el innombrable, ese señor que camina todos los días con una camisa roja gritando estupideces de socialismo del siglo XXI, y que dirige un país con cuantiosas reservas de petroleo, y que es un lugar donde no le dan la posibilidad de ser elegidos para cargos públicos a personas que no sean amigos del sistema del señor, todos sabemos quien es.
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